VIAJAR







Cuando yo trabajé en Vejer, íbamos con frecuencia a los Caños, bien para pasar el rato en "El Pirata", en la jaima o en otros bares, bien para lanzar las cañas y ver si caía algún pargo o cualquier otro pescado de esas maravillosas aguas, bien para darnos un baños y tomarnos unas copas en el chiringo que montaba cada año Quico y Manolín, un lugar con buen ambiente y buena música. La mayoría de la gente que pululaba por allí entonces era vejeriega, pese a que el núcleo poblacional pertenezca a Barbate. Las casas y apartamentos eran de familias de cierto nivel del pueblo del cerro. Se veía algún que otro extranjero, sevillanos y madrileños con cierto toque pijo o, por el contrario, colonias de hippies que vivían al aire libre al abrigo de las rocas; no como ahora que está masificado y, aunque sigue siendo un lugar maravilloso, las playas se llenan, la gente deambula por la calle principal, los bares y ventas están a tope, coches por aquí y por allá...hay que pensárselo un par de veces para elegirlo como destino.

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