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jueves, 14 de marzo de 2024

PANORAMA POLÍTICO

 Ayer, en "El Intermedio", Thais Villas entrevistó a Ana Rivero, una taquígrafa que ha trabajado como tal en el Congreso de los Diputados más de 50 años y que ahora está recién jubilada. Thais le preguntó cuál era el momento que más recordaba de su vida laboral y ella contestó que era en  blanco y negro y fu ver bajar las escaleras del Congreso a dos figuras legendarias del comunismo español: Dolores Ibárruri, "la Pasionaria", junto al poeta Rafael Alberti. Aprovechó la periodista para preguntarle por el ambiente de entonces y la funcionaria contestó que no había crispación, que los modales eran más refinados y que si alguien se pasaba, enseguida pedía perdón y se iba con su adversario a tomar un café. Nadie podría pensar que esto fuera una balsa de aceite, pero, al parecer, si lo era, pues el PCE tuvo un papel relevante en la consecución de la democracia por su moderada actitud.

Recuerdo que en los últimos plenos antes de la guerra civil española de 1936/1939, el ambiente era tan prebélico que se amenazaban de muerte en el propio hemiciclo y quien más quien menos, portaba una pistola debajo de la chaqueta. No sé si en la actualidad algún diputado o diputada esconde un arma similar de forma cotidiana.

Estos días de corrupción, estamos asistiendo a unas grescas de un tinte difícil de definir, aunque yo me inclinaría por una situación más bien agresiva en lo verbal buscando el poder que esperemos no llegue a hechos de otras características. El problema es secular. Todavía no hemos superado las guerras carlistas y los dos bandos siguen cada vez más polarizados. Franco lo dejó todo atado y bien atado, con un monarca hereditario que ni él ni su familia dan ejemplo a la ciudadanía de que somos todos iguales -excepto ellos, claro- y que el ejército y resto de fuerzas armadas y del orden han tomado partido al no haber una figura o figuras que les recuerde que estamos en democracia y que los votos son los que macan quién o quiénes nos van a gobernar. Qué decir de la Iglesia, cada vez más conservadora. ¿Y el pueblo? Ahí lo dejo. Lo cierto es que, cada vez nos están haciendo volver  a "valores" obsoletos y trasnochados -toros, caza, Semana Santa, exclusión de educación sexual, censura...-que nos van a provocar un retraso descomunal con respecto a otros países del entorno, aunque por ahí también cuecen habas.

J.I.D.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Tienes más razón que un santo!
Me alegro mucho de tu vuelta al blog.
PM