En primer lugar, gracias a todos y todas que me habéis
felicitado. En segundo lugar, la velada estupenda, rodeados de los hermanos y
hermanas de MJ y los caracoles -que en el pueblo se comían los patos- pues
parece ser que estaban de muerte mortal. Yo no los probé, pero sí me comí unas
cuantas cabrillas (bastantes) guisadas en salsa. Una exquisitez. Mientras,
vimos como la Selección
ganaba a los gabachos y después, tras unos chorizos criollos a la barbacoa y
una morcilla granaína de cebolla bien picante, unos chupitos de un líquido
sueco que le gusta a Luis Ángel, bien frío. Redonda la noche de San Juan.
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