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viernes, 27 de febrero de 2015

LOS GRIEGOS EN GADES

Casco griego en bronce.
Río Guadalete, Jerez de la Frontera (Cádiz).
Dimensiones: Alt.: 22,5 cms.
Cronología: segunda mitad del siglo VII a. C.
Museo Arqueológico de Jerez.
Foto: R. Olmos
Fuente: CD-ROM "Los iberos y sus imágenes"
                                    
     Este casco corintio, de tipo tubular, es decir con la parte posterior vertical, apenas adaptada a la anatomía de la nuca, es un ejemplo temprano del armamento griego del tipo hoplítico. Ha perdido el protector nasal. Los agujeros que rodean el borde sirvieron en su día para coser el forro interior que protegía la cabeza. Apareció en 1938 en la desembocadura del río Guadalete, en las proximidades de Jerez (Cádiz). Objeto de extraordinario valor, su presencia en este lugar puede revestir el sentido de ofrenda valiosa a las divinidades locales por parte de un marino (¿un griego? ¿un fenicio? ¿una ofrenda indígena?). Depositar un casco es testimonio simbólico de una presencia relevante en un lugar. El casco es también la imagen doble del guerrero o aristócrata que lo ofrece como recuerdo material de su viaje protegido por los dioses.
     Se ha supuesto una ofrenda de armas a las divinidades de las aguas. Pero en este y otros casos no sabemos si se trata, efectivamente, de un ritual sustitutorio (el casco por la persona) de tipo animista (culto de las aguas sagradas) o, más bien, de un simple desecho del objeto tras su presencia visible durante un tiempo suficiente en el santuario. Las aguas de la desembocadura de un río son un buen lugar para conservar un bien valioso tras su uso. En los sagrados lagos (limnai hierai) de Toulouse tesoros de metal precioso se sumergen en las aguas para otorgarles inviolabilidad (asylía). Refiere este hecho Estrabón (IV, 1, 13), quien lo recoge de Posidonio.

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