BUÑUEL Y LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES (3)

Un tal Martín Domínguez, vasco de nacimiento, iba diciendo por ahí que Lorca era homosexual. Luis Buñuel no daba crédito a esa información y optó por preguntárselo directamente a Federico.

(Sic) Estábamos sentados en el refectorio uno al lado del otro, frente a la mesa presidencial en la que aquel día comían Unamuno, Eugenio D´Ors y D. Alberto, nuestro director. Después de la sopa, dije a Federico en voz baja:

-Vamos fuera. Tengo que hablarte de algo muy grave.

Un poco sorprendido, accede. Nos levantamos.

Nos dan permiso para salir antes de terminar. Nos vamos a una taberna cercana. Una vez allí, digo a Federico que voy a batirme con Martín Domínguez, el vasco.

-¿Por qué? -me pregunta Lorca.

Yo vacilo un momento, no sé cómo expresarme y a quemarropa pregunto:

-¿Es verdad que eres maricón?

Él se levanta, herido en lo más vivo y me dice:

-Tú y yo hemos terminado.

Y se va.

Desde luego, nos reconciliamos aquella misma noche. Federico no tenía nada de afeminado ni había en él la menor afectación. Tampoco le gustaban las parodias y la bromas al respecto, como la de Aragon, por ejemplo, que cuando años más tarde vino a Madrid a la Residencia a dar una conferencia, preguntó al director, con ánimo de escandalizarle -propósito plenamente logrado-"¿No conoce usted algún meadero interesante?

(Continuará)

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