Cuando mis tíos y primos Marín se fueron a vivir a Gijón yo les oía hablar de un sitio llamado Perlora que, al parecer, era un paraíso vacacional en aquellos tiempos para los obreros de las múltiples industrias que había en Asturias. Un lugar de ensueño donde pasar las vacaciones veraniegas junto a otros trabajadores del metal y del carbón que plácidamente podían descansar de sus 70 horas semanales en un pequeño chalet con muchas comodidades y el 60 en la puerta.
Ayer, "El País" publicó un artículo sobre el asunto ,y si os interesa, podéis enlazar abajo:
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