Obsérvese la "miradita" de Mola a Franco
Como ya vimos, Mola, a regañadientes había aceptado la elección de Franco, aunque no veía con buenos ojos la excesiva concentración de poder del Generalísimo y menos, cómo estaba llevando la guerra. Se opuso al bombardeo de Gernika y, cada vez las discrepancias eran mayores. Mola pronunció dos discursos un tanto convulsos en Radio Burgos que no gustaron a Franco y, cuando iba a pronunciar un tercero, el "Caudillo" le espetó: "Tú te callas". Así, muerto Sanjurjo en accidente de aviación (¿casualidad?), fusilado Godet y Queipo de Llano quietecito en su feudo sevillano, solo quedaba "El Director". Franco le decía a su cuñado Serrano Suñer que Mola era un majadero y un socialista cuando le recriminaba que había que atender muchos asuntos y que debía delegar. Mola, al principio, quería que se mantuviese la República y su bandera y en una reunión mantenida en mayo en Madrid, Mola le insinuó cierto reparto de poderes, pero Franco le cortó diciendo que el liderazgo único era el mejor sistema y que la Historia le encomendaba a él ese papel. Mola salió echando chispas del despacho y comentó a Serrano Suñer que Franco no escuchaba, que estaba harto de sus palmeros y que estaba determinado a que en la próxima entrevista le solicitaría la Jefatura del Gobierno y que Franco se quedara con la del Estado, el Ejército y el Partido. Serrano le contestó que lo veía difícil, a lo que Mola contestó: ¡Ya veremos! Pero ya no volvieron a verse.
El 2 de junio de 1937, día previo al accidente de aviación en el que Mola perdió la vida, el general había preparado su viaje con destino a Valladolid para controlar a las tropas que habían sido paralizadas en las sierras de Madrid. Por la noche mantuvo una conversación telefónica con Franco de alto voltaje, pues Mola colgó el teléfono de un golpe tras decir: "No lo comprendo,. Repito. Yo no paso por eso".
A la mañana siguiente, el avión Airspeed AS-6 Envoy, un aparato que había pertenecido a la República, pero que pasó a manos de los sublevados al desertar su piloto Fernando Rein Loring, esperaba en el aeropuerto de Vitoria para llevar a Mola en su viaje. El piloto era el habitual, el capitán Chamorro y junto a ellos subieron a bordo el sargento mecánico Barreda, el teniente coronel Pozas y el comandante del Estado Mayor Senac. El despegue se produce a las 10:15 horas sin problema alguno y sigue su vuelo observando la carretera de Burgos. Sobrevuela Miranda de Ebro y Pancorbo y, a las 10:35, sigue el curso del río Oca a la altura de Briviesca. De repente, una intensa niebla cubre la zona de Alcocero (Burgos) y el avión, que volaba a baja altura, se estrella contra un risco. Los campesinos de las inmediaciones oyen el estallido y ven la humareda producida. Cuando llegan allí, se encuentran los 5 cadáveres muy desfigurados y a gran distancia unos de otros.
Los vecinos de Alcocero fueron obligados a bajar al pueblo en sus carros los restos del avión. Los cuerpos de los militares muertos fueron enterrados al día siguiente (Mola, lo fue en Pamplona).



No hay comentarios:
Publicar un comentario