RODANAS (Épila)

Peirón donde se apareció la Virgen

Los montes cercanos a Épila en donde cuenta la tradición cristiana que allí se apareció la Virgen, reciben el nombre de Rodanas. El topónimo  deriva del de la ciudad francesa de Rouen, en donde, según la tradición, era venerada la imagen de la Virgen, aunque también puede derivar del árabe Roda nadir 'frente a Roda' (Rueda de Jalón).
La leyenda cuenta que la imagen en alabastro de la Virgen se le apareció a un pastor mientras apacentaba a sus ovejas y le entregó un cantarico de aceite que manaba donde ella había aparecido que curaba las calamidades, pero una familia uso este aceite para cocinar y, desde entonces, dejó de manar. 
Esta imagen tiene siete flores de lis, símbolo de la pureza y de los siete pueblos que la rodean: Ricla, Nigüella, Mesones, Tabuenca, Rueda de Jalón, Lumpiaque y Épila.

En ese mismo lugar se levantó un santuario, según los documentos en siglo XVI, donde había una ermita. Posteriormente se extendió el recinto con la construcción de unas hospederías. Fue incendiado por los franceses en la guerra de la Independencia y la desamortización de Mendizábal, acabó con el lugar.
Plaza del santuario y edificaciones

Poco a poco, el edificio se ha ido reformado con la aportación de los hermanos de la cofradía y con alguna que otra subvención y se ha dotado de ciertas comodidades para su uso turístico (comedor, fogones, bar...). La festividad de de la Virgen de Rodanas depende de la celebración de la Semana Santa -cuarenta días después del siguiente domingo al de resurrección-. El vecindario se desplaza desde Épila al santuario (16 Km) y llevan en procesión a la Virgen del Rosario, dejándola en el lugar y bajando a la de Rodanas a la localidad. 
Vista aérea del santuario

Lo más espectacular de Rodanas son sus paisajes de la cordillera Ibérica surcados por el Jalón. El pico más alto es el Buitrera con casi 1.000 metros, destacando también el Monegré. La vegetación está formada por pinos especialmente, que se mezclan con encinas, sabinas y espinos, y también es un buen lugar para los amantes de la micología, pudiendo encontrarse rebollones (níscalos) o setas de cardo con facilidad cuando llega la época.

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