Había oído y leído sobre el Opus, los Guerrilleros de Cristo, los Kikos neocatecumenales, Comunión y Liberación, las Cruzadas de Santa María y otras sectas ultracatólicas. Sin embargo, tengo que reconocer que sobre el Movimiento focolar, no había oído más que el nombre. Me ha llamado la atención lo de las ciudadelas que ellos llaman Mariápolis y sus polos industriales y su ecumenismo. Al parecer, hay incluso obispos que pertenecen a él. El Zornoza de Cádiz debe de ser uno de ellos o de alguno de los nombrados al principio. El "Mudo", como se le conoce por aqui, todavía no se ha pronunciado sobre "Don Javier".
El Movimiento de los focolares fue fundado el 7 de diciembre de 1943 en
Trento, durante la II Guerra Mundial, por Chiara Lubich y unas
compañeras.
Se define como una nueva corriente de espiritualidad
centrada en el amor evangélico, para suscitar "la espiritualidad de la
unidad" en toda "la familia humana".
Lo componen jóvenes y adultos,
niños y adolescentes, familias y sacerdotes, religiosos y religiosas de
distintas congregaciones y también obispos.
Está presente actualmente en 182 países de
todo el mundo, con iniciativas concretas de actuación en la cultura, la economía, la política o las relaciones interreligiosas.
Entre esas
iniciativas están las Mariápolis, "ciudadelas" en las que se asientan
comunidades que viven la espiritualidad de los focolares. Alrededor de
ellas “suelen crecer polos industriales donde se radican empresas que
viven esta "economía de comunión". Hay 26 ciudadelas en los cinco
continentes, que son un "boceto del mundo unido, que refleja la unidad
que se podría conseguir en la sociedad".
Este Movimiento fue aprobado
por el Vaticano en 1962
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